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domingo, 9 de noviembre de 2014

El Ensayo Académico: Estructura




Título: vinculado con el tema que se analizará y con la hipótesis.
“Barrabás”, de Arturo Uslar Pietri, en la vanguardia venezolana
Rosa Mendoza Valencia
Introducción:
plante el problema, ubica al lector en un tiempo y en un espacio, contextualiza la obra, etc. A veces contiene una pregunta retórica. Formula una hipótesis.








 Pregunta retórica:

Hipótesis y objetivo


A casi cien años del nacimiento de la vanguardia europea y a casi ochenta de la publicación de válvula, primera revista venezolana surgida a la sombra de este movimiento, resulta interesante hacer un recuento de los primeros acercamientos que la juventud caraqueña tuvo con los “ismos” y analizar de qué manera influyeron, no sólo en la promulgación de manifiestos, sino en la obra literaria. Para ello, nadie mejor que Arturo Uslar Pietri, escritor de sólido prestigio cuyo origen está ligado a la revista antes mencionada y cuya primera obra, Barrabás y otros relatos, apareció el mismo año. 
En enero de 1928, Arturo Uslar Pietri, Rafael Rivero Oramas, Carlos Eduardo Frías, Nelson Himiob, Antonio Arraiz y Miguel Otero Silva publicaron el único número de válvula, que aunque es parteaguas en las letras venezolanas, no fue el primer acercamiento de la juventud caraqueña a la vanguardia. Desde 1909 se publicó, de manera anónima, un artículo titulado “El futurismo de Marinetti”, que aunque lo rechazaba, daba noticia de él[1]; luego de múltiples publicaciones que versaban sobre la vanguardia europea, en 1925 Éliteacogió las más innovadoras manifestaciones artísticas, pues además de ser cuna del grupo de válvula, publicaron ahí José Antonio Ramos Sucre y Raúl Carrasquel y Valverde, quien fue su director. 
De esta manera “La publicación de la revista válvula […] era la forma de encauzar una inquietud y una presencia colectiva fermentada en años anteriores, una manera de organizar la fisonomía de un grupo que postulaba la renovación de la literatura venezolana en consonancia con los aires que agitaban la vida cultural del continente y el mundo.”[2]
El manifiesto “Somos”[3] que abre válvula y al que hasta ahora no se le ha negado validez como obra vanguardista, unánimemente se atribuye a Uslar Pietri, pero ¿qué considera válvula como vanguardia y qué elementos de esta vanguardia valvulesca aparecen en “Barrabás”? ¿Es éste un cuento que pueda considerarse dentro de la vanguardia?” Desde ahora afirmamos que sí: “Barrabás” es un cuento vanguardista que toma elementos de diferentes "ismos" de principio del siglo XX, y el presente ensayo tiene como finalidad el análisis de estos elementos.


Nota para el estudiante: en este caso, como Arturo Uslar Pietri no es un escritor conocido en México, la introducción se extendió un poco más (es válido cuando debemos aclarar algo). En un trabajo de 4-5 páginas, la introducción debe ser de dos párrafos, aproximadamente.
Desarrollo: argumentos mediante los cuales se comprueba la hipótesis planteada. 

Argumento 1: “Somos”, manifiesto de válvula.






Argumento 2: lo que se toma del Futurismo.










Argumento 3: lo que se toma del Creacionismo.





Argumento 4:
lo que se toma del Ultraísmo:








Argumento 5: otros elementos vanguardistas.




En primer lugar, en el manifiesto son constantes las alusiones a la tradición judeo-cristiana, pero con un sesgo inesperado que les confiere modernidad: “…con fe, con esperanza y sin caridad”; “…se pare con dolor y para ello ofrecemos nuestra carne nueva”; arte “…ya bastante maltratado de fariseos”. Este sesgo tiene su origen en la búsqueda temática que emprendieron las vanguardias tanto europeas como iberoamericanas, y uno de esos derroteros fue el tratamiento que se dio a los temas clásicos. “Nihil novum subsole” dice el manifiesto, “…hay mucha cosa virgen que la luz del sol no ha alumbrado aún”, así: Afrodita es izada, entre cables y espuma sucia del mar, con los ojos velados por el miedo[4]; Stephen Dedalus —Dédalo— huye de Irlanda y —ya convertido en Ulises— se sumerge y vaga en la Europa interna de sus confusiones[5]. De la misma manera, despojado del maniqueísmo de siglos, Barrabás es presentado como un “…hombre oscuro que participa decisivamente, y sin darse cuenta, en el momento más importante de una gran religión universal que va a nacer”[6], pero también se erige, paradójicamente, como el gran juez de la justicia burguesa: es delito callar, pero un delito aún mayor es decir la verdad. En un mundo así, ¿qué opción tiene el hombre? Tal vez hundirse “…en los ojos de la mujer”, pero él mismo “…desbastado a hachazos”(p. 41)[7]  
En segundo lugar, tanto “Somos” como “Barrabás” tienen elementos muy claros de otras vanguardias:
Del Futurismo, Uslar Pietri toma imágenes y palabras como: “…imagen duple”, el nombre de la revista: válvula, “…la espita de la máquina por donde escapará el gas de las explosiones del arte futuro”, “…torturar las semillas”. En el cuento, la duplicidad futurista no se da en cuanto a la imagen como elemento retórico, pero sí como presentación visual de personajes opuestos: Barrabás y el soldado, Barrabás y Jesús, Barrabás y la mujer, y en cuanto a los elementos en torno a los que gira la narración: hablar-callar, mentir-decir la verdad.
El maquinismo también está presente, pues el soldado “Con movimientos mecánicos comenzó a acariciarse la barba como un autómata” (p. 38). Este soldado posee escasa inteligencia y da respuestas trascendentales. ¿Es eso lo que imaginaba Marinetti con su hombre-soldado-máquina? Cuando menos, Uslar Pietri así lo interpretó. Por último, la estructura narrativa del cuento da la idea del gas que escapa por una espita: tres “capítulos” construidos a partir de diálogos escuetos y de breves párrafos hechos de frases cortas. Jadeo incesante del gas escapando de una olla exprés, de quien habla y del narrador que cuenta.  
Del Creacionismo aparecen frases en las que está presente el acto de alumbrar, de crear lo nuevo: “Nos juzgamos llamados al cumplimiento de un tremendo deber […], el de renovar y crear”, “…se pare con dolor”. “…hay mucha cosa virgen que la luz del sol no ha alumbrado aún”. Esta corriente está presente, además, en la formulación de metáforas nuevas: “…tornó a meterse aquella mirada torpe en el hueco de las manos” (p. 36), pero también de una manera más tangible: “El hombre quedó en silencio un rato, como ordenando sus ideas y luego prosiguió en su conversación con la lentitud de quien va sembrando” (pp. 39-40) y más aún:  “…parecía que de la voz de la mujer salía aquel tono violeta del cielo” (p. 39) 
El Ultraísmo plantea: “Su último propósito [de la literatura] es sugerir, decirlo todo con el menor número de elementos posibles (de allí la necesidad de la metáfora y de la imagen”. El cuento posee un profundo sentido poético en el que destaca, por su belleza, el lenguaje construido a partir de imágenes y de metáforas: “Jehová era terrible y poseía una muchedumbre de manos y en la punta de cada dedo un castigo”, “El aire estaba aplastado de un olor indefinible y molesto” (p. 35), “…aquella mujer que había matado su carne” (p.37), “El viento sacaba un ruido de agua de los árboles del patio” (p. 38), “Sin esperar respuesta salió al camino que se hundía en los ojos de la mujer. El cielo estaba sembrado de violetas” (p. 41). Además destaca por su constancia el uso del símil empleado como apoyo de la metáfora: “Tenía las barbas negras y pobladas como una lluvia” (p.35), “…había tanta luna que parecía un día convaleciente” (p. 36)
        Además de estos elementos ubicados dentro de una vanguardia específica, hay otros comunes a dos o más: 
·                Prosopopeya: “…como un mar que hablase”, “…como si los gritos lo apedreasen” (pp. 40-41)  
·                Juegos con la tipografía: en el manifiesto, el título y el texto se integran; además aparecen en altas el título y la palabra que condensa la estética del grupo: sugerir. En el cuento este juego se manifiesta con la división, innecesaria por su brevedad, en tres “capítulos” o momentos. Esta división va más allá del mero juego tipográfico, pues presenta tres momentos narrativos, el primero es intemporal y aespacial, de una pincelada (“…cuatro brochazos sobre un lienzo”): en él el narrador omnisciente pone en antecedentes a su lector acerca de quién era Barrabás. En el segundo, en la cárcel y poco antes de la crucifixión, hay una superposición de narradores, el omnisciente cede su lugar parcialmente al autobiográfico. El tercero, en la casa de la mujer, una vez liberado Barrabás, sigue la misma estructura del segundo en cuanto al manejo de narradores. 
·                La focalización —tema estudiado por muchos críticos de Uslar Pietri y que ha dado material suficiente a Nelson Osorio, Domingo Miliani y Patrizia Spinato para ubicar al venezolano como prevanguardista— aparece en “Barrabás” a lo largo de todo el texto, pues es el único personaje al que seguimos, vemos, conocemos hasta en sus pensamientos más íntimos. 
Conclusiones: se hace hincapié en que la hipótesis fue comprobada.
Como se apreció, “Barrabás” cuenta con elementos suficientes como para considerarlo dentro de la vanguardia, más que como prevanguardista, y, si alguna crítica se le debe hacer a su autor, es la falta de originalidad en el manifiesto. Por lo demás, el cuento, independientemente de las vanguardias y dentro y fuera de ellas, trasciende por el trabajo formal que hay en él y por su profundo sentido poético.
Bibliografía: relación de las obras citadas. 

Debe utilizarse sangría francesa para resaltar al autor y el inicio y término de la ficha.
Bibliografía

Uslar Pietri, Arturo. “Barrabás”, en Barrabás y otros relatos. Caracas, Monte Ávila, 1978.
Durrell, Lawrence. Poemas escogidos. Trad. y pról. de María Martín Triana. 2ª ed. Madrid, Visor, 1982 (Visor de la Poesía, 23)
Miliani, Domingo. “Barrabás. Cincuentenario”, en Barrabás y otros relatos. Caracas, Monte Ávila, 1978
Osorio, Nelson. “El primer libro de Uslar Pietri y la vanguardia literaria de los años veinte”, en http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Uslar/obra_literaria.shtml, fecha de actualización: 25-I-10 
Schwartz, Jorge. Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos. México, FCE, 2002  (Tierra Firme)
Spinato, Patrizia. “Dos escritos programáticos de la vanguardia en Venezuela”, en http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/uslar/introduccion_patrizia.shtml, fecha de actualización: 25-I-10





[1]Estos datos se tomaron de: Osorio, Nelson. “El primer libro de Uslar Pietri y la vanguardia literaria de los años veinte”, en http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Uslar/obra_literaria.shtml y de Spinato, Patrizia. “Dos escritos programáticos de la vanguardia en Venezuela”, en http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/uslar/introduccion_patrizia.shtml
[2] Osorio, Nelson. Op. cit., p. 2
[3] Schwartz, Jorge. Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos. México, FCE, 2002  (Tierra Firme), pp. 230-231
[4] Durrell, Lawrence. Poemas escogidos. Trad. y pról. de María Martín Triana. 2ª ed. Madrid, Visor, 1982 (Visor de la Poesía, 23), p. 27
[5] James Joyce publicó Retrato del artista adolescente en 1916  y Ulises en 1922. Es muy probable que Uslar Pietri no conociera estas obras, pero de esta búsqueda temática sí se habló mucho y forzosamente debió saber de ella.
[6]Miliani, Domingo. “Barrabás. Cincuentenario”, en Barrabás y otros relatos. Caracas, Monte Ávila, 1978, p. 17
[7] “Barrabás” se citará por el número de página, entre paréntesis, de la edición de Monte Ávila, 1978


miércoles, 2 de julio de 2014

La aeroplana clueca


(Andrés Eloy Blanco)

Mayo 3.
El campo de aviación colinda por el Este con unas tierras municipales, incultas y mal peinadas. Son matorrales feos, erizados de una maraña apretada y torcida. Mal se puede andar por allí. El Concejo las ha dejado así para los que no quieren ir al Colegio. Y para los amantes sin patente legal.
Hoy me he colocado, casi a rastras por este laberinto. Hasta allí venía el chillido de las sirenas y la lluvia de disparos de los motores que alzaban el vuelo o que venían de los aires.
Adentro, se hace fresco el aire. Se pisa bien, sobre hojas podridas que no dan ruido. Pero hay algo mejor: ya a medio bosque hay una extensión clara y muelle; grandes árboles hacen una circunferencia que cierra un buen claro tapizado de hojarascas. Se respira humedad agreste y sabrosa.
Pues bien, allí cuidadosamente colocado en un gran nido de hojas, he encontrado en esta tarde un huevo. Es un huevo grande, como un melón y gris como de acero.
Estoy asombrado de mi hallazgo. Los avestruces no podrían llevar adentro un huevo de este calibre.
Prefiero dejar el huevo aquí, entre las hojas que le protegen. Ya vendré todas las tardes a visitarle.

Mayo 5.
Al tocar hoy la cáscara del huevo, la he sentido caliente. como si algún ave le hubiera estado cubriendo.

Mayo 9.
Algo se mueve dentro del cascarón.

Mayo 12.
Al acercarme al nido, por un agujero de la cáscara ha asomado la hélice de un aeroplano chiquitín. La hélice es como un cartílago transparente y endeble. No me atrevo a tocarla.

Mayo 15.
Da pena ver al pobre pajarito. solo, desgañitándose de hambre. Traje leche con miga; no quiere. Esto me ha hecho reflexionar y, por supuesto, he traído bencina en un plato de los de café. Ha bebido con avidez.

Mayo 16.
¡Qué susto! Pero, ¡qué susto! Esta tarde, mientras jugaba con mi aeroplano y le daba sorbitos de bencina, ha llegado de pronto con un gran ruido, la gorda aeroplana clueca. Ya lo presentía yo; ya sabía yo que en algo andaba ese gran pájaro; hace días que oí que el Capitán de Aviación decía al mecánico:
–Examine a la II 3. Hace un ruido del demonio.
Ya me figuraba yo que la II 3 estaba clueca. Y esta tarde, si no me escondo tan rápidamente entre los árboles, me habría reventado con su hélice espantosa. Tan colérica estaba que se precipitó a riesgo de aplastar a su hijo.

Mayo 20.
Estoy decidido. Me robaré mi pequeño avión y lo esconderé muy bien. Ya me conoce y al mirarme empieza a resoplar de gusto. ¿Por qué no podríamos estar los tres, la madre, el polluelo y yo, juntos, de tarde, lejos de los hombres? ¿Ella no comprende que ya Dios le ha dado sus alas? ¿No comprende que yo también quiero las mías? ¿Qué culpa tengo yo de que las mujeres no pongan huevos y los hombres no nazcan con alas? Pero el que no las tiene, se las busca.

Mayo 30.
¡Aquí está! Le he metido en el corral. Lo malo es que el gallo y el pavo le querían perseguir. Él huía, despavorido. Ahora he construido un gallinero para el pavo, para el gallo, para las gallinas. Y a él le he dejado en el corral con las palomas y con una garza de Apure que no se acuerda de volar.

Junio 30.
Ha volado. Un pequeño vuelo, con traspiés en el aire. Planeó sobre el corral con tembloroso impulso. Titilaba de esfuerzo, como una estrella. La garza de Apure estaba atónita, mirándole. Era un vuelo balbuceado, como de picaflor. Me cayó entre los brazos, y yo le aterricé.

Junio 31.
Anoche se han fugado la garza y las palomas.

Julio 3.
¡Qué esbelta el ave blanca, con el pecho gris! Ya puede conmigo. Me han dicho que dentro de un mes podrá volar. ¡Volar! ¡Qué gloria, poder volar en el lomo del ave mía, con las alas alimentadas del hombro mío! ¡Qué gloria, haberse hecho sus alas uno mismo y volar con ellas! ¡Qué gloria de ser arcángel sobre la tierra!

Agosto 5.
Todo es azul. ¡He volado! La cabeza me da vueltas y todo es azul. Y nada hay más sencillo que volar, cuando se tienen dos buenas alas. Es lo mismo que estar sobre un puente que pasa sobre un barranco muy hondo. O subirse a un árbol, comer frutas y agarrarse al cielo.

Noviembre 7.
Noviembre, más gris que nunca. Rumores malos corren por la tierra. Tan hermosa la tierra, para marchar por ella en paz; para sembrarla en paz; y para sembrarse en paz. Y para hacer que ella vuele en flores, en cogollos, en frutas altas, en pájaros. Hacer que la tierra se vaya arriba, despegada de sí en el vuelo de la savia. Rumores de guerra están corriendo y se siente calofrío en los pastos nerviosos.
¡Guerra! Vienen ruidos de la llanura, de las costas, de la montaña. Las tropas cruzan los campos en silencio. Se mueven grandes cañones y fusiles relucientes. Los barcos de la Escuadra tienen las máquinas en presión, listos a zarpar. En los campos de aviación los grandes pájaros amarillos se sacuden las alas.
¡Tan hermosa la tierra! Tan hecha para el alba y para esa violeta de la tarde; y para la noche, que le da la gracia del silencio fecundo. Pero no se sabe de dónde salió la guerra. Los invasores son hijos de un país sin sol. Son hombres que viven milenios aprendiendo la guerra en el corazón de una selva. Han sabido que esta tierra es ancha y rica y que llueve un torrente de sol. Han sabido que esta tierra tiene largas costas y llanuras verdes y montañas altísimas con valles colmados de trigo. Y vienen por el mar en su gran escuadra y por el aire en su gran bandada.

Noviembre 15.
Los invasores han llegado. Son terribles; avanzan técnicamente y nada puede contenerlos. Pero los hombres de esta tierra se están concentrando sin un grito. Un alba mansa y decidida hace discreto el brillo de las armas.

Noviembre 16.
Todo lo he preparado con sigilo. Hay que partir para el frente. ¡Guerra a la guerra! Todos los hombres de paz que tiene el mundo están esperando mi partida. Mi gran ave blanca de pechuga gris, me va a llevar por los aires. Armaré su pico de un aguijón de fuego.

Noviembre 17.
He visto en el campo de aviación a la gran aeroplana gris, a la gorda II 3. Está clueca otra vez. Va y viene con tres avioncitos al remolque. Es maternal, sonoramente maternal, este noble pájaro de mi tierra.

Noviembre 25.
Se van los aviones. El Ministerio de Aviación ha decidido cambiar el centro de concentración de las fuerzas aéreas, porque el enemigo está muy cerca de la base. Sólo quedará aquí la II 3 con su cría. Una clueca en la guerra no hará más que estorbar. Pero entonces, ¿las madres no sirven para nada?

Noviembre 30.
Mis hermanos de armas han recibido con gritos de júbilo el descenso de mi gran gavilán blanco. Hemos descendido graciosamente hasta la explanada. Y la mañana tierna ha arrancado un gorjeo metálico al pájaro libertador.

Diciembre 10.
Sobre fuego y ceniza he volado toda esta noche. Un alarido de humanidad desgarrada ha subido hasta las nubes. Y mi gavilán ha vomitado fuego sobre la tierra nuestra. ¡Tan hermosa la tierra, para volar en paz sobre sus labradores! ¡Tan hermosa para volarle sobre sus seres dormidos!

Diciembre  15.
En el horizonte apareció esta tarde la larga fila de aviones del enemigo, que guarda el paso de las ciudades conquistadas. Evolucionaban en un tranquilo acuerdo. No querían avanzar. Esperan. Mientras tanto, planean como los zamuros de la sabana sobre el caballo muerto. ¿Estarán esperando que caiga el escudo del caballito corredor?

Diciembre 25.
¡Pena incomparable de volar! ¡Horrible caso el de tener dos alas y ser Arcángel sobre la tierra! ¡Qué horror el de tener dos alas entre los hombros en esta mañana de asesinato!
Cuando quisimos romper la línea enemiga, surgió de todas partes el gran lindero rojo de la fusilería. Estaban bien preparados.
El ruido de la artillería hacía temblar las alas de mi gavilán. La línea suspendida de la escuadrilla enemiga avanzó, recta e irreprochable. Mis compañeros y yo formamos una cuña. La intención del enemigo era cercarnos. ¡A pasar!
El encuentro ha sido espantoso. Ante mí han caído tres aviones bien tocados por mis disparos. No se veía nada entre la humareda. Fue una hora de confusión celestial; un vértigo atmosférico; una tempestad artificial.
Cuando se aclaró el horizonte, ya habíamos pasado; y ante nosotros se perfilaban las torres, los techos, las dulces montañas de la ciudad. Un arrullo de aviones alegres sobresaltó los cielos destrenzados de humos. Saltaron los grandes pájaros en bandada primaveral; y arriba, más alta que nosotros, una alondra saludó al nuevo bando que estrenaba el azul.
Desde arriba pude adivinar que el enemigo va en derrota completa. He visto el mar con la escuadra enemiga que huía, perseguida por la nuestra. Acá, grandes masas de infantería van detrás de manchas desbandadas.
Súbitamente, ya sobre la ciudad, ha aparecido un avión enemigo. Avanzó lento y cauteloso; ¿quería huir?, ¿quería pelear? Al acercarse prorrumpió en un canturreo resquebrajado y ronco; un cacareo. Era como la dueña de este cielo doméstico; la dueña de este corral azul.
Me adelanté a mis compañeros y empeñé solo el combate. Todos se apartaron para dejarme la gloria de la lucha singular. Me suspendí a mil metros para bombardear sin piedad al gran aeroplano enemigo. Le he tocado en un sitio noble. Mi gavilán baja vigilándole.
Llegué al nivel de mi enemigo, que planea, herido. Sentí su canturreo como una voz de mi casa. Y al dar un vaivén, he visto en su vientre dos signos: II 3.
Apenas tuve tiempo de verlo. La gran aeroplana gris, la gorda clueca maternal iba hacia abajo, con un ala plegada. La vieja voladora iba vertiginosa. Y llegó al suelo y allí quedó sin una voz.
Mi blanco gavilán se ha posado junto a ella y un vaho materno  envuelve nuestro silencio cuando por las grietas de su carne de acero vemos fluir en un hilo claro la gasolina de su vientre.
Sobre el reposo de la tierra martirizada, los pájaros vencedores han lanzado un largo ki-ki-ri-ki de victoria.